Urgente: Milei modifica el Código Penal, festejan los delincuentes

Lo dejó entrever durante su discurso en la Cámara de Comercio.

El presidente Javier Milei, en el marco de los 100 años de la fundación de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) ofreció un discurso -leído- reiterando muchos preceptos propagandísticos basados en datos de dudosa certeza y en relatos que entornan la puerta a la corrupción. Es decir, el primer mandatario persiste con el discurso de "decir la verdad" cuando, en realidad, parte de una mentira que intenta ser presentada como verdad revelada. El problema no es él, son los aplaudidores que terminan dándole crédito a este tipo de relato. Lo sucedido en la CAC fue una nueva muestra de aplaudidores seriales.

Durante su exposición, frente a un auditorio claramente condescendiente con el primer mandatario, aseguró que "la recesión ha terminado", que "el país ha empezado a crecer" y anticipó que "el superávit fiscal sostenido se va a convertir en baja de impuestos".

Lo más grave fue cuando ratificó que quienes violan la ley evadiendo, eludiendo al fisco o bien fugando dinero a guaridas fiscales ya “no serán perseguidos”. Semejante apreciación fue celebrada por los presentes al momento de decir: “Echamos a 33 mil ñoquis, echamos a 3.155 hijos de puta que los perseguían desde la AFIP, los de intercargo se hicieron los piolas ¡afuera!”.

Es decir, según la particular ideología del autoritario y violento primer mandatario, que el personal de la AFIP -ahora denominada ARCA- cumpla fielmente con sus funciones como es garantizar el cumplimiento efectivo de las obligaciones tributarias de todos los contribuyentes, era una persecución de “los hijos de puta”. Cabe recordar que es el mismo presidente que insiste en decir que quienes evaden y eluden son “héroes” que no se dejan atrapar por una “asociación ilícita” como él considera al Estado.

Abonar o considerar a quienes realizan su trabajo de manera formal y legal, en este caso los trabajadores de la AFIP, son “hijos de  puta”, salvo que sean narcotraficantes, mercenarios o delincuentes económicos, o dirigentes corruptos, sólo así podría entenderse semejante definición. Le faltó decir, Código Penal ¡afuera!.

Es el presidente de la nación quien alienta estos esquemas institucionales naturalizando que el Estado roba cobrando impuestos. Por eso, y según la cuestionable lógica de Milei y todo su gabinete, evadir es un acto de héroes.

Ante semejante planteo no cabe otra que recordar, para poder salir de semejante “realismo mágico”, “tren fantasma”, a Discépolo: “los chorros nos han igualado, da lo mismo ser honesto que…”.