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Un forzado abrazo entre el león y la serpiente

El solo hecho de desmentir la crisis habla de que el divorcio parece no tener retorno



La crisis entre la vicepresidenta Victoria Villarruel y los hermanos Milei no es nueva. Se agravó tras la llegada al poder. Ciertas actitudes y “picardías aspiracionales” de la vicepresidenta, describen en el entorno del primer mandatario, no hicieron más que profundizar la crisis, la grieta entre ellos. La última estocada enviada por Villarruel a los Milei, que ahondó aún más la crisis, fue el tratamiento del DNU en el Senado. Semejante derrota no se la perdonaron. No se la perdonan. Aún cuando un esforzado abrazo intenta hacer creer lo contrario. Un abrazo, dirían en el barrio, destinado a la tribuna, a la gilada que gusta de estas operaciones de prensa montadas por el oficialismo.


Sin ánimo de ir muy lejos en la historia, vale recordar que, en plena campaña electoral, antes de las elecciones generales, el distanciamiento entre ambos era notorio. Tanto que durante una breve caminata por la calle Alvear de Martínez, Javier Milei iba por un lado y su compañera de fórmula por otro. No se cruzaron mirada, apenas un gélido saludo de ocasión y una foto al final del camino instantes antes de que él subiera al auto. Ella se fue por su lado, sola.


Todas aquellas promesas que los hermanos Milei habían acordado con Villarruel, entendió la vicepresidenta, no fueron cumplidas. La ex Montonera de Barrio Norte se llevó el Ministerio de Seguridad y de Defensa. Dos ministerios que pretendía la vice. La crisis fue escalando al mismo ritmo que la delicada situación nacional. Reuniones no tan secretas entre Villarruel y Mauricio Macri profundizaron el distanciamiento.


La relación entre Milei y Villarruel está rota. Aun cuando ambos funcionarios se esfuercen en mostrar lo contrario. El lunes, durante el acto en recordación del atentado a la embajada de Israel, al momento de que ambos compartieran el ámbito, los rostros de circunstancia denunciaban a una pareja muy despareja.

 

A modo de disipar las dudas, los operadores mediáticos del presidente se encargaron de montar una foto de ambos abrazados y sonrientes. Una suerte de abrazo entre el león y la serpiente.


Al respecto, la vicepresidenta expresó en sus redes sociales lo siguiente:



El presidente se encargó de aprobar el mensaje. 

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