Sigue la polvareda: en San Isidro el intendente pretende cambiar el Código de Ordenamiento Urbano
“Debemos pensar la ciudad que queremos, planificando, pensando, no se puede hacer de la noche a la mañana”.
Columna de opinión
Por: Marcos Alcides Díaz*
Panorámica de Boulogne
Después de cuatro décadas, el Concejo Deliberante de San Isidro finalmente está debatiendo cómo planificar el crecimiento de nuestra ciudad. A pesar de tener que pasar por el Poder Legislativo, durante los 40 años del gobierno de los Posse la discusión era opacada por la mayoría automática que reinaba. La planificación de nuestra ciudad es crucial para mejorar la calidad de vida de los vecinos, y esto tiene que ser de cara a la comunidad, escuchando cuáles son las necesidades para cada una de las localidades y trabajar para que se dejen de lado intereses mezquinos que han desconectado a la política de las necesidades reales, llevando las internas políticas partidarias del espacio gobernante a cada uno de los proyectos que se debatieron en los últimos meses.
La modificación del Código de Ordenamiento Urbano es clave para garantizar un crecimiento ordenado y sostenible. Necesitamos reglas claras para que San Isidro vuelva a ser una ciudad pujante y atractiva, especialmente para los jóvenes que buscan emprender y establecerse aquí. Esto implica mejorar la infraestructura, evitar la sobrepoblación, priorizar el transporte público y alternativo, y crear más espacios verdes que fomenten la recreación y el bienestar de todos.
Los vecinos han sido claros en sus demandas, y nosotros trabajamos en la misma línea. Queremos una costa pública y accesible, la preservación del patrimonio histórico para usos educativos y turísticos, y transparencia en la planificación urbana. Las decisiones arbitrarias y la cesión de terrenos a intereses privados y desarrollos inmobiliarios han perjudicado a la comunidad durante años. Es hora de cambiar el rumbo.
Durante las últimas semanas se pudo ver una cantidad de mensajes e información falsa circulando por las redes con respecto a la modificación enviada por el Departamento Ejecutivo. Cuando revisamos el proyecto, desde nuestro bloque supimos de inmediato que muchos de los puntos a reformar no los íbamos a acompañar, porque no es la ciudad que pensamos y queremos. Por este motivo, luego de muchos debates y presentaciones, en mi carácter de miembro de la Comisión de Planeamiento Urbano llevé adelante la elaboración de un Despacho de Minoría en conjunto con el Bloque. En el mismo proponíamos la prohibición de las construcciones en la Costa y en las Barrancas, la preservación del patrimonio histórico anterior a 1955, la apertura de los paredones de los barrios cerrados, el fomento de los comercios gastronómicos menores a 50 m2 mediante la no necesidad de cocheras, compatibilizar las condiciones para los geriátricos con la Ley Provincial y la creación de nuevas actividades económicas.
Por otro lado, nos opusimos a la disminución de los metros cuadrados mínimos de construcción y a la eliminación de la necesidad de cocheras para nuevas construcciones en todo San Isidro. Creemos que este tipo de desarrollos tiene que venir acompañado de estudios de impacto ambiental, mejora de los servicios públicos, transporte, equipamiento comunitario y espacios verdes públicos. Debemos pensar la ciudad que queremos y planificar cada uno de los barrios. Esto no se puede hacer de la noche a la mañana, pero creemos que es un tema prioritario el desarrollo de Boulogne y Villa Adelina, históricamente librada a su suerte.
A quienes tenemos la responsabilidad de legislar, y que fuimos electos por los vecinos de San Isidro, tenemos que escuchar y trabajar con una visión de futuro. Tenemos que dejar de lado las pequeñeces políticas y enfocarnos en construir un San Isidro más inclusivo, moderno y sostenible. Este es el momento de actuar y responder al esfuerzo de quienes sostienen esta ciudad día a día.
*Lic. En Ciencia Política, Maestrando en Economía Política. Concejal de San Isidro.
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