Milei, presidente débil con una oposición que tendrá que redefinir roles
Sin control legislativo, sin gobernadores e intendentes que le respondan el electo presidente se recuesta en Mauricio Macri. Victoria Villaruel, ¿ quinta columna?
Milei, sentado en el borde del sillón, dando explicaciones a un apoltronado Macri
La contundente victoria electoral lograda en un marco de absoluta transparencia, vale mencionar, logrando cosechar el 56% de los votos -poco más de un 20% proveniente de Juntos por el Cambio-, sin gobernadores e intendentes que le respondan y un Congreso adverso, ubican al electo primer mandatario como un presidente débil.
Una realidad que sitúa al ultraderechistas en situación parecida, no idéntica, a otros de sus pares. Por caso, Néstor Kirchner quien obtuvo un 23% de los votos, sin embargo, logró, producto de su propio derrotero y capacidad de articular con diversos sectores de la comunidad, aumentar aquel caudal electoral. Además, y este no es un detalle menor en la institucionalidad del poder real, contaba con gobernadores e intendentes y un poder legislativo que supo seducir.
Sin embargo, Javier Milei, que ha basado su campaña en la motosierra mostrándose claramente intolerante y autoritario, al momento de realizar su primer discurso, tras ganar las elecciones, tampoco tiró sobre la mesa líneas de unidad nacional o empatía para con opositores. Sólo dijo que “quienes abracen los principios libertarios serán bienvenidos” sin beneficio de inventario; al resto, que la prudencia lo ayude.
Si Milei, o quienes le manejan la política, entiende que el 60% que lo acompañó son votos propios y no prestados, es no tener comprensión de la realidad. En esta masa de votantes hay una gran porción que fue a las urnas con bronca por la situación nacional y sintiéndose defraudados, entendible, pero lo más grave e incomprensible y cuestionable, por lo menos para quien esto escribe, fue que cosechó mucho voto odio a todo lo popular. Odio alimentado por su propia actitud y por la postura de no pocos de los dirigentes que lo acompañan, entre ellos, Victoria Villarruel. Al respecto, habrá que tener en cuenta el rol que tendrá la ahora vicepresidente electa que, en su afán de tener juego ideológico propio, podría ser una quinta columna (conspirativa) dentro del nuevo esquema de poder formal. Tema este que, por su alcance y gravedad, merecería una nota aparte.
Suele suceder que durante las campañas son muchas las barbaridades que se dicen, pero una vez que se llega al poder institucional, las agresiones y virulencias intentan quedar a un lado. Lo mismo sucede con no pocas promesas electorales. Empero nada indica que el nuevo espacio que se instalará en la Casa Rosada intente cerrar la mentada grieta. Tampoco cumplir con algunas promesas electorales: dolarización, cierre del Banco Central, levantamiento del cepo cambiario, fin de las retenciones, por caso. Fue lo que anunció hace horas.
Si este es un frente político que deberá ir ordenando y ubicando junto al socio político, Mauricio Macri, el otro frente complicado lo tiene en el plano legislativo. En el Congreso de la Nación deberá consensuar la salida de leyes elementales.
En este ámbito, Milei también tiene debilidad política. De 257 bancas, Unión por la Patria controla un bloque de 104 diputados, en tanto a Juntos por el Cambio le quedan 93 bancas; la ultraderecha (La Libertad Avanza) 39 representantes. En el Senado, la primer mayoría también quedará en manos de Unión por la Patria, 34 senadores; Juntos por el Cambio, 33; La Libertad Avanza, 8; en tanto el bloque federal retiene 5 bancas y 2 para otros bloques. Como se observa, la debilidad del nuevo presidente también se expresa, además de los “votos de arriba” -JxC-, en el plano legislativo.
Por lo tanto, habrá que ver el devenir de “El Loco”, tal el título del libro del periodista Juan Luis González que describe la figura del nuevo presidente, para detectar si de verdad buscará el consenso, el diálogo y acuerdos a los efectos de hacer la vida más confortable al ciudadano de a pie.
Frente al nuevo panorama político, no es complejo imaginar que la oposición irá reordenándose en función de los intereses que dice defender. Un reordenamiento de opositores que, seguramente, implicará que más de uno y una pegue el salto. Si la victoria disciplina, no menos cierto es que las cajas también. Por lo tanto, la actual debilidad que esgrime el electo presidente podría ir modificándose. En tanto y en cuanto y como describe el dirigente Guillermo Moreno, que conoce a Milei de primera mano, la impotencia por no poder lograr sus objetivos lo saque de quicio; o del poder.
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