Luis “Toto” Caputo mira con cariño el corralito
Ingresaron cerca de 18.000 millones de dólares que fueron, en su gran mayoría, a parar a los bancos. Los dólares que el gobierno no consigue genuinamente ¿podría obtenerlos a través de alguna alquimia similar a la impuesta en el 2001?.
De la Rúa abandona en helicóptero la Casa Rosada. Edgardo Gómez/ EFE Archivo
Por estas horas el gobierno de Milei y, en particular, “el Messi de las finanzas”, el ministro Luis “Toto” Caputo, se refriegan las manos por el número que arrojó el blanqueo de dinero no declarado: cerca de 18.000 mil millones de dólares. Una cifra más elevada que la esperada, al decir de las autoridades del Banco Central y del gobierno en general.
En su mayoría, ese dinero evadido que no tributa y tanto daño ocasiona a la población y al sector productivo nacional, fue a parar a los bancos, a cajas de ahorro. El resultado es que hoy se estima que hay a la vista y al alcance de las manos algo así como 33.000 mil millones de ahorristas en los bancos.
No sólo eso engorda el andamiaje financiero de los bancos. En el gobierno miran a esa masa de dinero como un potencial puente de plata fácil de acceder. El problema es que dentro de la matriz ideológica del gobierno no existen términos como producción industrial, desarrollo productivo y generación de empleo; mucho menos obra pública como gran motor de la economía capitalista. Sólo existe para Milei y Caputo, juntar dólares para pagar deudas, casualmente contraídas por el hoy nuevamente ministro de economía.
Frente a este panorama, no son pocas las especulaciones y, fundamentalmente, el temor de que el gobierno reflote una suerte de corralito como para hacerse de esos dólares depositados en bancos.
El corralito, vale recordar, fue una medida extrema utilizada por un gobierno de derecha (Fernando de la Rúa) que, a base de endeudarse, y con la ingeniería del entonces ministro Domingo Cavallo se apropió de fondos -dólares- depositados por particulares en los bancos.
El 1 de diciembre de 2001 se publica el decreto 1570/2001 con el que el ministro de Economía neoliberal, Domingo Cavallo, toma su última y más grave decisión, dentro del gabinete de Fernando de la Rúa, y restringe el dinero circulante en una medida inédita en el mundo. Ponía en marcha el corralito.
A comienzos de 2001, antes de que empezaran las corridas, los depósitos en dólares del sector privado superaban los US$50.000 millones, hoy rondan los US$30.000 millones, según estiman consultoras sobre la base de datos del Banco Central. Cifra muy tentadora para “el Messi de las finanzas”, un “experto en esto de timbear …con guita ajena”, explican operadores de la city porteña no sin picardía.
La falta de dólares que viene acompañando a la economía nacional, sumado al alto y al “gravoso y ruinoso endeudamiento”, como en su momento definió el FMI a la deuda tomada por el gobierno de Juntos por el Cambio, y la caída en materia de producción nacional y de exportaciones, impiden que el Banco Central acumule dólares.
En 2025 se deben pagar montos cercanos a los 20.000 mil millones de dólares al exterior. El 55% son vencimientos de bonos, unos USD 9.554 millones. En tanto, los pagos a organismos, más factibles de refinanciar, suman USD 7.731 millones. Aparte, el BCRA afronta Bopreales por USD 2.174 millones.
Gracias a la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, construido por el gobierno de los Fernández, Argentina podrá ahorrar más de 4000 millones de dólares en concepto de importación de combustible. Además, la producción de Vaca Muerta promete ingresos por exportación de gas que engrosarán las arcas públicas.
Así y todo, faltan dólares. Acumular, multiplicarlos, requiere años y un cambio en la matriz económica que el gobierno no está dispuesto a realizar. Por eso el temor de echar mano a atajos para hacerse de dólares frescos, por caso esos que están en los bancos, es una especulación que comienza a despertar inquietud entre la gente.
El ingreso de divisas en efectivo se aceleró en el tramo final de la etapa 1 del sinceramiento. Los depósitos privados en moneda extranjera alcanzaron los USD 32.492 millones el lunes 28, muy cerca del récord de agosto de 2019.
La historia reciente recuerda que en marzo de 2001 comenzó la fuga masiva de depósitos de los bancos. En enero de 2001 había depósitos por valor de 85.000 millones de dólares. Para marzo se habían perdido más de 5000 millones. Tras el alejamiento ese mismo mes de José Luis Machinea del Ministerio de Economía, se nombró al hasta entonces ministro de defensa, Ricardo López Murphy, que duró apenas dos semanas en el puesto debido al anuncio de una serie de medidas antipopulares, que obligaron al presidente a solicitarle la renuncia al cargo. En este contexto, el antiguo ministro de Carlos Menem y “padre de la Convertibilidad”, Domingo Cavallo, quien gozaba en ese momento de un fuerte apoyo de los medios de comunicación, fue llamado a ponerse al frente del Ministerio de Economía. Luego vino la debacle, el corralito y hacerse de los recursos de la gente.
Con los años, el gobierno de Néstor Kirchner, a modo de contrapesar los dólares que perdieron los bancos, los compensó con 20 mil millones de dólares. A partir de allí y producto de un esquema de desarrollo productivo nacional, el país creció a tasas del orden del 5% anual.
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