La población gorilizada, ¿avalaría privatizar a la Selección Argentina de Messi?
La sociedad de gobiernos ultraliberales y los medios nos convencieron de que lo privado es mejor que lo estatal.
Por: Fernando Gañete Blasco.- Días atrás, el ex futbolista y actual periodista, José Luis Lanao, hacía una alegoría en su columna habitual de Página 12. En ella comparaba la defensa de Boca por Juan Román Riquelme contra el embate privatizador del fútbol de Mauricio Macri que le dio el triunfo en las elecciones al ex 10 de Boca y la voracidad del gobierno nacional de Javier Milei, Luis Caputo y Mauricio Macri por vender todas las empresas del Estado, incluso los fondos de Anses. En ella, el periodista se preguntaba si la sociedad argentina saldría a defender lo que es de todos, con el mismo ímpetu que los socios xeneixes hicieron con su club. Pareciera, de acuerdo con lo que se votó el 19/11, que no.
La interesante inquietud de Lanao despierta el análisis acerca de cómo actúa y reacciona la ciudadanía. Si bien un sector ha demostrado tener en claro sus ideas cuando se manifestó el pasado 24 de enero en la Plaza de los dos Congresos y otras movidas, como asambleas barriales, al grito de “La Patria no se vende”, hay otros ciudadanos que parecen indiferentes. Lo que no es fácil de discernir son los motivos de dicha apatía. Hoy existe la amenaza de perder empresas estratégicas como YPF, Banco Nación, ARSAT, Télam, Radio Nacional, Atucha, Invap, entre otras, en manos de capitales privados.
Por un lado, los principales medios de comunicación han lastimado la autoestima de los argentinos consecuentemente con mensajes como: “Qué país de mierda”, comparaciones con otros países sólo cuando éstos tienen algo superador, reforzar las críticas cuando estos medios lo consideran, pocas veces valorar al país (sólo se suben a las loas cuando no les queda otra, como un título deportivo). Por otro lado, los distintos gobiernos neoliberales se ocuparon de menospreciar a la producción nacional frente a lo importado y hasta descalificar a las Pymes nacionales. Todo ello fortaleció el bimonetarismo y el desprecio por el peso argentino.
También la sociedad de estos gobiernos y los medios nos convencieron de que lo privado es mejor que lo estatal. Como si el Estado no fuéramos todos. Además hasta hacen ubicar a un sector de la sociedad en defensa de las compañías privadas de servicios que aumentan sus márgenes de ganancias en desmedro del bolsillo de la población en general.
Lo cierto es que gran parte de la ciudadanía defiende ideas que no salen de sus razonamientos, sino que las fabrican los sectores de poder económico, junto a la industria mediática con sus obreros periodistas e influencers. A veces también lo refuerzan creando enemigos que son los que piensan distinto a ellos para distraer y confundir. Con la emoción convencen mejor que con la razón. La verdad es lo de menos.
Ahora, ¿qué pasaría si se anunciara que privatizan la Selección argentina de fútbol? Pongamos como ejemplo que un árabe, qatarí, norteamericano o el mismo Elon Musk pusiera unos miles de millones de dólares a cambio de adueñarse del equipo de Lionel Messi y lo manejara a su antojo. ¿Se mantendría el desinterés de la sociedad como con la posible venta de ARSAT o Banco Nación?
Entonces no importa tanto la pérdida del capital nacional, que luego tiene consecuencias económicas para la población, sino que se toquen las fibras emocionales. ¿Será que el poder económico prefiere mantener anestesiada la razón de la sociedad y que decida por sus emociones?
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