“La brutalidad e ignorancia del presidente no hacen más que alimentar la violencia institucional”
Orgullosos de la Memoria, la Justicia y los Derechos Humanos.
Columna de opinión: José “Pepe” Armaleo*
Desde el Centro de Estudios de la Realidad Social y Política “Arturo Sampay” Zona Norte vemos con preocupación las recientes declaraciones del Presidente de la Nación, ya que no sólo resultan ofensivas y cargadas de prejuicio sino que también representan un preocupante retroceso en materia de derechos humanos, historia y convivencia democrática. Sus afirmaciones, teñidas de desconocimiento y negacionismo, atacan a sectores históricamente vulnerados y, al mismo tiempo, ignoran los principios fundamentales sobre los que se construyó nuestra sociedad luego de años de lucha y aprendizaje.
El Presidente insiste en definir al fascismo desde una óptica tergiversada y carente de rigurosidad histórica. Se equivoca o, peor aún, pretende confundir cuando asocia el nazismo y el fascismo con las luchas de los sectores populares. La historia es clara y contundente: los regímenes fascistas y nazis persiguieron, torturaron y asesinaron a socialistas, comunistas, sindicalistas, minorías étnicas, disidencias sexuales y a todos aquellos que se opusieran a su régimen autoritario. Pretender instalar la idea de que el fascismo es una manifestación del pensamiento progresista no sólo es una falacia sino también un intento burdo de distorsionar los hechos para justificar políticas regresivas.
En este contexto, es fundamental reafirmar nuestra postura expresada en "Orgulloso de ser Zurdo". Ser zurdo, en su sentido más amplio, implica estar del lado de los que luchan, de los que han sido relegados, de quienes son víctimas de discursos de odio y políticas de exclusión. Es, en definitiva, estar del lado de la memoria, la verdad y la justicia.
Los derechos humanos no son un capricho ni una ideología pasajera. Son la base sobre la cual se edificó la democracia en nuestro país, luego de años de oscuridad y represión. La política de derechos humanos no es una agenda impuesta por grupos minoritarios, sino una deuda histórica que como sociedad decidimos saldar tras la última dictadura cívico-militar. Minimizar su importancia, desacreditarlos o directamente atacarlos con discursos violentos es, en esencia, volver a abrir las puertas a la intolerancia y la persecución.
El Presidente no sólo descalifica la lucha feminista, los derechos de las diversidades y el ambientalismo, sino que también los vincula con supuestas amenazas a la libertad. Pero la historia nos ha enseñado que las verdaderas amenazas a la libertad provienen de aquellos que buscan silenciar, perseguir y demonizar a quienes piensan diferente. No es el feminismo el que genera desigualdad sino el patriarcado. No es la lucha de los pueblos originarios la que genera divisiones sino la negación sistemática de sus derechos. No es la educación en diversidad la que vulnera derechos sino la imposición de discursos que criminalizan identidades y formas de vivir.
Como pueblo no podemos permitirnos olvidar el pasado. Porque cuando se ignora la historia, se corre el riesgo de repetir sus errores. Cuando se relativiza el peligro del odio se abren las puertas a la violencia. Cuando se demoniza la lucha por la igualdad se legitima la opresión.
Hoy, más que nunca, reafirmamos nuestro compromiso con la memoria, la verdad y la justicia. Defendemos la educación como herramienta de transformación, el respeto por la diversidad como base de la convivencia y la historia como faro para no repetir las tragedias del pasado. No aceptamos retrocesos. No aceptamos discursos de odio disfrazados de libertad. No aceptamos que se desdibuje la historia para justificar el presente, o por el solo hecho de ganar (o pretender ganar) una elección.
Porque estamos del lado de quienes construyen, de quienes resisten, de quienes no miran hacia otro lado cuando la injusticia se presenta. Porque seguimos creyendo en un país donde todos tengan voz, donde el respeto por el otro no sea negociable y donde la memoria no sea un mero recuerdo sino un compromiso constante con el futuro.
Orgullosos de ser zurdos. Orgullosos de defender la historia. Orgullosos de seguir luchando.
La historia no se borra, la memoria no se clausura, la justicia no se negocia y la soberanía no se entrega.
José “Pepe” Armaleo: Abogado, Magister en Derechos Humanos, integrante del Centro de Estudios Arturo Sampay de Zona Norte.
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