El 46% de las mujeres en la industria de la salud argentina enfrenta discriminación de género en el ejercicio de su profesión
Surge de un relevamiento realizado por la Fundación Voces Vitales y la empresa Johnson & Johnson
A esta altura del partido y dentro de un contexto nacional e internacional que no augura mejoras sustanciales -en lo inmediato- en cuanto a equidad y paridad de género en el marco laboral y salarial se refiere, debido a modelos políticos y económicos imperantes, un reciente relevamiento realizado en la industria de la salud revela que “el 46% de las mujeres enfrenta discriminación de género en el ejercicio de su profesión”. El estudio fue elaborado por la Fundación Voces Vitales, comprometida con el empoderamiento de las mujeres, y la compañía de la industria de la salud, Johnson & Johnson, que se unieron para hacer el primer relevamiento de las oportunidades y desafíos que tienen las mujeres profesionales en el sector de la salud en Latinoamérica Sur (Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay), haciendo foco en Argentina.
Según ONU-Mujeres, la entidad de las Naciones Unidas dedicada a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, “las desigualdades de género están profundamente arraigadas en las sociedades”. Si bien es mucho lo que se ha realizado por fomentar la igualdad, especialmente entre gobiernos progresistas y empresarios conscientes que comprenden realidad, las mujeres aún encuentran importantes desafíos en sus entornos laborales. No sólo carecen de acceso a empleo formal sino que también se enfrentan a “disparidades salariales basadas en el género, a la subrepresentación en la toma de decisiones y tienen poco acceso a educación y recursos de aprendizaje”. Además, sufren discriminación en sus lugares de trabajo.
En ese sentido, el relevamiento profundiza sobre esta situación para obtener datos e información que corroboren y comprueben un escenario que también se presenta en la industria sanitaria y que sirve como puntapié para la elaboración de políticas de abordaje y resolución.
En esa línea, Asise Fernández, vicepresidenta de Johnson & Johnson MedTech para Cono Sur, expresa que ‘’la brecha de género que vemos también en la industria de la salud confirma que necesitamos seguir avanzando en la promoción de espacios laborales inclusivos y diversos, cultivando la colaboración y complementariedad de género en áreas clave de la medicina mediante el desarrollo del talento femenino y el empoderamiento del liderazgo de cirujanas, médicas y otras profesionales del rubro”.
De acuerdo con los datos recopilados y presentados por el estudio al cual tuvo acceso Lo Nuestro, surge que, en primer lugar, “el 23% de las mujeres tiene la necesidad de demostrar idoneidad en ambientes competitivos”. Al mismo tiempo, otro 23% menciona que su desafío es crecer profesionalmente, pero al mismo tiempo “mantener la sensibilidad y la empatía”. Esta información sugiere que existen demandas ligadas a las expectativas y estereotipos sociales asociados con el género femenino, como la empatía y el cuidado.
Estas mismas cualidades a veces pueden ser percibidas como un obstáculo para asumir roles de liderazgo, donde se valora más la autoridad y la firmeza, características que históricamente se han asociado más con el liderazgo masculino. Siguiendo la misma línea, la tercera opción más votada es lograr validación más allá del género, en un 15%. Estas tendencias se mantienen con pequeñas variaciones en las edades de las personas encuestadas. Analizando por grupo etario, también se puede identificar lo siguiente: el 15% de las mujeres del rango de edad de 51-60 mencionaron innovar y acceder a nuevas técnicas, como el tercer desafío en orden de importancia.
Los datos también muestran que hay una relación entre la edad y los desafíos que enfrentan las mujeres en términos de vida personal y desarrollo profesional. Por ejemplo, las mujeres de especialidades clínicas de 31 a 40 años destacaron la falta de corresponsabilidad paternal en el cuidado de los hijos y las tareas domésticas como un desafío, lo cual coincide con la etapa maternal de la mujer, donde se encuentran al cuidado de los hijos. Luego este desafío disminuye, pero vuelve a aumentar entre los 51 a 60 años, etapa de la vida en la cual se enfrentan al cuidado a sus padres, parientes, nietos u otros familiares mayores. En este caso se ve cómo la inequidad en las tareas domésticas y responsabilidades familiares puede generar una carga extra para las mujeres, influyendo en su camino profesional.
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