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Cristina y Katopodis tenían razón

Hablaron de elección de tercio y de ampliar la frontera electoral. Preocupación de Patricia Bullrich, entusiasmo de Milei, un Mauricio Macri con fuerte empatía con el libertario y el peronista Sergio Massa convocando a conformar una nueva mayoría.


La primera fotografía que arrojaron las PASO no hizo más que confirmar aquello que había anticipado, hace varios meses atrás, Cristina Fernández: la disputa electoral es de tercios. En un plano similar se expedía el Ministro Gabriel Katopodis quien en abril decía que “la principal tarea del Frente de Todos es captar uno de cada tres votos que tiene Milei”.

Ambos dirigentes no hicieron más que leer correctamente lo que estaba sucediendo en la profundidad del sentimiento y entrañas de la población. Una lectura que no supieron otorgar las encuestadoras y, mucho menos, gran parte de la dirigencia política.


Tan malas lecturas practicaron que en Juntos por el Cambio se estaban repartiendo los ministerios. Sin embargo, la derrota de Horacio Larreta -mordió un 11% de los votos- frente a una Patricia Bullrich que salió tercera (17%, frente al 21% de Sergio Massa que lo ubicó como el segundo candidato más votado; Juan Grabois 6%) puso a JxC en un plano de clara complicación electoral.


Por eso, frente a este panorama electoral, no fue casual que el domingo a la noche, mientras las urnas terminaban dando el irrefutable veredicto popular, el peronista Sergio Massa salió a plantear la necesidad de construir una nueva mayoría. Los resultados de Unión por la Patria no fueron tal vez los esperados, sin embargo, arrimar el bochín al 30% no es poca cosa. Si con todos los misiles que viene recibiendo, sumado a yerros propios sacó semejante cantidad de votos, esto significa que goza de buena salud. La suficiente, seguramente, como para disputar la final. El primer paso para arribar a dicho escenario será, tal vez, que no pocos y pocas de sus dirigentes actúen y procedan convencidos que la victoria está más al alcance de las manos que la derrota. Si recuperan la pasión y mística y ésta la vuelcan a la militancia y articulan y persuaden a otros sectores, es casi seguro que esa nueva mayoría, que impulsa Massa, se concrete. De ser así, Cristina -que entendió la importancia de tener un candidato como Massa- y Katopodis habrán tenido razón.


Mientras Massa ponía en agenda la construcción de una nueva mayoría y marcaba las diferencias con el modelo de la derecha, Milei estaba excitado con los resultados. No es para menos. La foto obtenida podría depositarlo en una segunda vuelta.


Quienes no se mostraban exultantes y entusiasmados fue los de la dirigencia de Juntos por el Cambio. Horacio Larreta por razones obvios. Patricia Bullrich, como veterana militante que supo librar no pocas batallas electorales, evidentemente leyó la foto que le otorgó las PASO. Sin embargo, sabe que la tiene muy complicada. Milei le juega en contra, del mismo modo que no pocos votantes de Larreta que podrían migrar hacia otras urnas. Quien sí estaba alegre era Mauricio Macri. El ex presidente intuye que, tras sacarse a la Coalición Cívica de encima (Carrió jugó con Larreta), al radicalismo de Gerardo Morales y a Larreta del camino, le queda tierra fértil para construir una nueva derecha -radicalizada-. Por eso, no pocos interpretan que una derrota de Bullrich en las generales podría jugarle (Macri) a favor de su derrotero político.


El hecho de que Milei y Bullrich coman del mismo plato electoral, los deja en una situación complicada a la hora de seguir sumando votos. Es más probable que Unión por la Patria rasque de la olla y sume nuevos votos a que lo haga JxC. De ahí la preocupación evidenciada el domingo en el rostro de Bullrich. Además, es consciente de que, si fuera necesario para consolidar su figura como líder de la nueva derecha que parece erigirse a nivel nacional, Mauricio Macri le suelte la mano. Para esto, el ex presidente no necesita competencia. A lo sumo, contar con un Milei con el cual se profesan mutuo amor.


Si no pocos votantes que acompañaron la lista que encabezaron Larreta y Gerardo Morales pudieran migrar en busca de un voto racional y tolerante, es muy probable que el puerto que los reciba sea el que controla Sergio Massa.

Un dato no menor son los millones (cerca de 11) de votantes que no concurrieron a las urnas. Una pecera de la que tanto Massa, Bullrich como Milei intentarán sacar ventajas.


Y en esta guerra de tercios, provincias como la de Córdoba podría ser otro de los sitios donde miles de votos terminen volcándose hacia la racionalidad electoral. Por eso, Massa apuntará, seguramente, hacia “la docta”. Claro que, en el mientras tanto, no deberá esperar al 10 de diciembre para tomar medidas. La reciente devaluación que impactará en precios y salarios exige un correlato inmediato para el bolsillo de millones de argentinos.

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