Vidal en medio del vendaval continúa con doble comando y discruso
Descreyendo de la figura de Bullrich
Con los resultados electorales que dijeron lo contrario a su deseo y relato -ganó Cristina Kirchner sobre Esteban Bullrich-, la gobernadora María Eugenia Vidal vuelve a cargarse la campaña al hombro, mientras intenta controlar los destinos de una provincia que lentamente va descubriendo. De algún modo, el periplo electoral comenzó el lunes en Tres de Febrero.
En los pagos del intendente Diego Valenzuela (Cambiemos) la gobernadora supervisó el valor nutricional y la calidad de las comidas que cada día se ofrecen a los alumnos bonaerenses, al participar de un operativo de control del Servicio Alimentario Escolar (SAE) en el partido de Tres de Febrero. Valores nutricionales y calidad alimentaria que al decir de dirigentes opositores, por caso Daniel Arroyo (1País), distaría de los requerimientos que alumnos y niños bonaerenses necesitarían.
La nueva campaña diseñada por Durán Barba a instancias de Marcos Peña, jefe de gabinete y hombre de mayor confianza del presidente Macri, priorizará fidelizar los votos sobre aquellos distritos donde Cambiemos se impuso. Además, insistirán con el sesgo agresivo sobre los anteriores gobernadores. La idea es seguir machacando que durante 25 años nada se hizo en la provincia y que a partir de la llegada de Vidal Buenos Aires ya es otra, confían desde el entorno de la mandataria provincial. El forzado relato macrista por el cual transitara la gobernadora, tiene a un sector de la población dispuesto a comprar lo que le venden. Es un sector que no cuestiona nada, es disciplinado y obsecuente, y sobre todo, visceralmente opositor -al límite del odio-, de todo lo que represente o huela a popular, léase peronismo, kircnerismo o radicalismo.
Para enfrentar la campaña, Vidal cuenta con una protección mediática superlativa y una población que no está dispuesta a metabolizar o interpelar el relato oficial. Durán Barba lo sabe, lo conoce, es un muy buen profesional en lo suyo y como tal instruye a sus “discípulos” a cumplir al pie de la letra con el manual de campaña. Manual que tal cual trascendiera a la prensa, exige evitar “ingresar en temas ríspidos, no hablar de economía, no engancharse en discusiones, siempre estar dispuesto a mostrar una sonrisa y acusar de todos los males a la anterior gestión. Una impronta publicitaria que a la luz de los resultados, le ha dado buenos dividendos.
Mientras esto sucede, la provincia que debe gobernar Vidal tiene un fuerte incremento en materia de inseguridad; secuestros extorsivos y entraderas. Una policía descontrolada y sin una férrea conducción. Llamativo aumento del narcotráfico, así lo revelan los decomisos; no hay prevención del delito. Una provincia peligrosamente endeudada a los efectos de poder realizar algunas obras públicas. Cientos y cientos de escuelas provinciales que no han recibido un peso para obras de infraestructura. Infinidades de intendentes acusan a la gobernadora por la constante discriminación que padecen: no le envían fondos; sí a los que son de Cambiemos. Persisten cientos de miles de hectáreas inundadas en desmedro de la producción y el trabajo; y las obras no se ven. Fuerte presión tributaria y son contraprestaciones acordes. Luego de octubre profundizara el recorte en materia social y despidos de empleados estatales vía no renovación de contratos laborales.
Es cierto, no tiene una provincia fácil. Tampoco permite que la ayuden. Tal cual señalan desde la oposición, no invita al diálogo, lo dicen para las cámara, pero la realidad es muy otra, la legislatura no funciona por decisión de ellos (Cambiemos), las Comisiones están paradas, argumentas legisladores del Frente Renovador. Así y todo, Vidal goza de buena salud, juega en política con todas las cartas, las buenas y las reprochables.