Tras la marcha de los trabajadores Macri aplicó la "vendetta"
Echó a dos funcionarios vinculados al sindicalismo
Luego de la masiva marcha de ayer, convocado por la CTA, GGT y diversos movimientos sociales y políticos en Plaza de Mayo, el presidente Mauricio Macri pidió la renuncia del superintendente de Servicios de Salud, Luis Scervino, hombre ligado al movimiento obrero, en particular al dirigente sindical Oscal Lingieri (Obras Sanitarias).
El anuncio del primer mandatario se contradice con su permanente discurso de alentar el dialogo y respetar a todo aquel que piense distinto, tal cual señalara el dirigente obrero, Víctor Pirillo secretario Gral. de los municipales de Vicente López y miembro de la CGT nacional.
No fue el única renuncia que exigió Macri. La estocada macrista se daba mientras se reunía con jóvenes que lograban su primer empleo a quienes les aseguraba que de nada sirven los reclamos sindicales, las marchas y paros, lo importante es el dialogo insistía mientras exigía la renuncia de funcionarios ligados al sindicalismo; el otro funcionario “renunciado” fue el viceministro de Trabajo, Ezequiel Sabor, uno de los nexos entre el Gobierno y los sindicatos.
Scervino había sido designado en el cargo pocos días después de la llegada de Macri a la Presidencia y su nombramiento había sido interpretado como un gesto hacia la CGT, al ubicar a una persona de confianza del secretario general de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri, para el manejo de los fondos de las obras sociales gremiales. De hecho, con Scervino en esa función, el gobierno de Macri había aplacado el malestar de la central obrera al comenzar a devolver parte de la deuda de los millonarios fondos de las obras sociales, uno de los focos de conflicto que mantuvieron los sindicatos con el gobierno de Cristina Kirchner.
De este modo, Macri marca una férrea conducción política ante un sindicalismo que parece cabildear entre ser cómplices del modelo que ayer volvieron a cuestionar o ser la contracara.