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Alberto Borga: la vida le puso una gran astilla, él la convirtió en cruz solidaria


Fue premiado por el Parlamento de la Tercera Edad

Haces tres años, Alberto Borga recibía una gran astilla que lo dejaba postrado en silla de ruedas. Padece lo que se denomina enfermedad de ELA (Esclerosis lateral amiotrófica), que le impide caminar; limita los movimientos. No obstante el dolor, el amor incondicional de su mujer Patricia y la de sus hijos, terminó por convertir aquella situación extrema en una gran cruz solidaria. Se propuso garantizarles sillas de ruedas a todos aquellos que no pudieran acceder a la misma. A la fecha, lleva entregada más de 60 en todo el país; Bolivia y Paraguay, incluidas. “Nos abrimos al Mercosur”, describía con una sonrisa Alberto, esgrimiendo una evidente e inquebrantable fortaleza y fe religiosa de la cual abreva. Esto sucedía, ayer, al momento de ser premiado en el Concejo Deliberante de Vicente López.

El Parlamento de la Tercera Edad de Vicente López que preside Amelia Domec, fue la encargada en distinguirlo por su compromiso hacia la comunidad. Producto de semejante labor emprendida en la relativa soledad del hogar (ahora recibe el acompañamiento y colaboración de mucha gente) y en el afán de sacarse la “pesada astilla”, eligió cargar con la mejor cruz: ser solidario. Hablar con Alberto, es observar a un ser postrado, pero no resignado. Muy por el contrario, tiene sed y hambre de seguir apostando por una vida más digna para miles que en su misma situación no pueden acceder a tener movilidad. Así lo explica durante la entrevista que mantuvo con Lo Nuestro.

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